Tercer, y último, volumen de Echo. Una tercera entrega que cierra todos los arcos arguméntales abiertos en anteriores números, siendo la resolución más acertada en unos casos que otros. La manera como se finiquita el asunto Caín o la trama de la aleación y el acelerador no se puede calificar como de brillante. Sin embargo, la evolución de los personajes, como crece la relación entre Julie e Ivy y esas situaciones cómicas en medio de la tensión dramática que también maneja Terry Moore, si que merecen mi reconocimiento.
En resumen, una vez leída la serie completa, se puede decir que Terry Moore sale airoso del trance. La sombra de Strangers in Paradise se hace más y más presente según avanza la trama, pero guardando la distancia justa para que Echo resulte lo suficientemente original en sí misma.
Mientras aquí en España tenemos fresquito este fin de serie, Moore ya está inmerso en su nuevo proyecto, Rachel raising, autopublicado y donde da un giro hacia el terror sin abandonar sus eternas protagonistas femeninas. A esperar toca.
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