Sentimientos enfrentados me asaltan después de leer esta revisión de los clásicos Hazañas Bélicas de antaño. Al guión, cual fiel epígono de Tarantino o Ennis, el indefectible Migoya. Al dibujo, el maestro Beroy, Bernardo Muñoz y Perro, que pese a no ser fieles gráficamente al espíritu de la serie original, salen con dignidad de la tarea.
Dos álbumes, uno rojo y otro azul, que a un lector informado y consciente de donde se mete, le pueden proporcionar un buen rato de irreverente diversión. Hasta aquí la parte positiva.
En el debe, como siempre, las extrañas maniobras editoriales que nos acreditan a Gallardo, Acuña y Olmos como dibujantes del proyecto. Cierto es que están, pero me parece un poco exagerado acreditar su labor como portadistas de la misma manera que la labor de Bernardo Muñoz, Beroy o Perro, los cuales realizan, realmente, todo el álbum. Para más inri, la contribución de Acuña y Olmos es realmente interesante, pero dios mío, las portadas de Gallardo, más que alentarte a la compra lo que provocan es que huyas despavorido.
Además, se hace mención a la intención de rescatar el espíritu de cómic popular que tenía el Hazañas Bélicas de Boixcar, pero el nuevo precio de estas Hazañas Bélicas de Glenat, de popular, bastante poco. 19.95 euros, por un álbum de 52 páginas en blanco y negro (cuadernillo nostalgia aparte), en estos tiempo que vivimos, no sería mi ejemplo perfecto de popular. Más bien todo lo contrario. De edición popular, pasa a ser una edición solo apta para coleccionistas. De hecho, no son pocos los clientes que en estos días se acercan interesados al producto, el cual dejan en su sitio tras enterarse del precio del mismo.
De nuevo Glenat nos ofrece un producto no exento de interés en su fondo, pero que deja de tenerlo debido a la forma en que nos es presentado y gestionado.
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