lunes, mayo 19, 2014

La Mondaine



Artistas tocados por los dioses en un estado de gracia casi permanente. Zidrou y Lafebre, guionista y dibujante que valen su peso en oro por separado pero que cada vez que juntan esfuerzos creativos ofrecen un resultado que va más allá de lo creativamente explicable.

Simbiosis. Empatia. Serendipia... Miles de posibles razones. El hecho es que en el caso de la Mondaine, la unión de talentos sirve para crear una obra mayúscula a la que solo se le puede poner la pega de sus dos entregas previstas, de la cual esta que tenemos ahora disponible es solo la primera.

La Mondaine. La brigada policial anti prostitución del París ocupado. Un joven inspector que recuerda sus comienzos en el cuerpo. Desde la inocencia e ilusión inicial hasta el pragmatismo fianl del día a día.Una excusa como otra cualquiera, pero que puesta en manos de Zidrou sirve como acicate argumental para hacer un estudio de los más perturbadores usos sexuales de los parisinos de la época. Un tema que el guionista y dibujante abordan sin ambages y solo armados con esa especial sensibilidad con la cual consiguen que hasta las escenas más oscuras se muestren de manera elegante ante nuestros ojos.

Una obra con infinidad de matices, repleta de pequeños detalles a descubrir por el lector y que solo enriquecen la historia contada. Detalles de guión y detalles en el dibujo. Si ya en e Lydie alababa el trabajo gráfico de Lafebre, lleno de dulzura y saber narrativo, con La Mondaine el dibujante eleva el nivel todavía mal. Difícil encontrar una viñeta mala, un encuadre no adecuado, un error narrativo. Desde la preciosa portada, llena de fuerza y simbolismo, hasta la última de las viñetas. Si Lafebre consigue mantener este nivel de mejora en cada obra, creo que estamos presenciando el nacimiento de uno de esos dibujantes para el recuerdo.

En definitiva, con La Mondaine,  aún a riesgo de tener que esperar al segundo tomo para ver la conclusión de la historia, estamos ante uno de esos álbumes que hay que llevarse a casa sí o sí.

Imprescindible para los habituales del guionista Zidrou y también para los que en su momentos se dejaron seducir por su anterior trabajo Lydie.

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