Igort continua con su labor de revisión de la realidad del pueblo ruso a través de su pasado más inmediato. El conflicto checheno y las barbaridades cometidas en pro de la estabilidad de la patria son la parte central de esta nueva entrega de sus cuadernos.
Partiendo de la figura de Anna Plitkóvskaya, periodista y escritora rusa que fue asesinada en el ascensor de su edificio en 2006 debido a su afán de escarbar más de lo deseado por el gobierno ruso en la cloaca del conflicto checheno, Igort profundiza en al raíz del problema desde sus comienzos históricos hasta puntos claves como la matanza del teatro Dubrovka.. A través del análisis de este crimen, realiza un claro examen de la realidad ruso-chechena de la que tan poco sabemos y que no por ello deja de ser escalofriante.
Un relato duro, que no escatima detalles y que siguiendo el mismo esquema utilizado en sus Cuadernos Ucranianos nos cuenta los hechos por medio del testimonio directo de las victimas. Torturas, vejaciones, violaciones, etc... algo cotidiano en el día a día de los activistas prochechenos o de los simples ciudadanos que no quieren otra cosa que vivir en paz.
Un relato de la Democradura, la brutal y travestida democracia de la que el presidente Putin alarde de puertas a fuera pero que es peor que el antiguo régimen de puertas adentro.
Un cómic duro que no intenta edulcorar los hechos y los presenta tal y como los conoce el autor en sus encuentros personales. Que nadie espere un relato periodístico aséptico e imparcial. Igort nos cuenta su verdad y la de sus testigos. Para él es la única verdad y así nos la presenta.
Gustará a los lectores que en su día gustaron de Cuadernos Ucranianos y en general a todos aquellos seguidores del cómic más periodístico rama política con obras como Notas al pie de Gaza, Crónicas de Jerusalén o Persépolis.
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