Delisle destapa su frasco de las esencias de narrador y nos trae más de 400 páginas en las que lo único que vemos es a un hombre encerrado en una habitación a la espera de conocer su destino final, sea cual fuere. Un planteamiento que podría echar para atrás a cualquier lector, pero que en manos de Delisle se transforma en una ágil propuesta de lectura en la que las páginas pasan y pasan y nosotros nos metemos en la cabeza de este cautivo, llena de angustias, dudas y más de una batalla.
Los habituales de las crónicas del autor encontrarán aquí un trabajo un tanto diferente pero que en raíz comparte todas las características y virtudes de los cómics de Delisle. Personalmente, este pequeño matiz diferenciador, me parece que le sienta de maravilla y tengo que reconocer que el libro fue una lectura tan rápida como apasionante, con un climático final que es simplemente la guinda del pastel.
Imprescindible para los habituales seguidores de Delisle. Muy recomendable para cualquier lector en busca de una interesante lectura ocasional.
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