Los relatos de vampiros son un género en si mismo. Poco necesita cualquier iniciado en la materia para hacerse con otra historia de vampiros.
Para los lectores ajenos al círculo iniciático es necesario algo más que la mera presencia de estos seres de la noche. Killadelphia ofrece ese extra en forma de policial de intricadas raíces que nos lleva a una conspiración que se remonta a los padres fundadores de los Estados Unidos y su perverso plan de crear un ejercito vampírico capaz de llevar a cabo la gran revolución americana.
Si a esta sugerente premisa le sumamos una propuesta gráfica que parte de una base realista a la que Jason Shawn Alexander sabe dotar de los elementos de terror necesarios para mantenernos con la tensión lectora que demanda la trama y en que su conjunto se ofrece como uno de los grandes atractivos de la obra, poca excusa tenemos para no llevarnos esta entretenida y muy cinematográfica historia de conspiraciones vampíricas.
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