Los recopilatorios, además de ofrecer una extensa y condensada oferta a lectores que así lo demandan, de vez en cuando, también sirven para poner justicia en este frenético mercado comiquero y dar una segunda oportunidad a obras que no tuvieron toda la suerte que merecieron en su primera etapa si a su calidad y originalidad atendemos.
Chew es un rara avis, una delicatesen comiquera, que se sirve del género negro y un omnipresente humor, tan negro como absurdo, para regalarnos una experiencia lectora totalmente diferente y cercana al surrealismo.
Una serie que a nivel narrativo funciona, donde la propuesta gráfica es la ideal para el tipo de historia que se quiere contar, con diálogos tan magníficos como poco convencionales y en donde solo hace falta la conexión con el lector final para elevar este trabajo al olimpo de las lecturas.
Si conectas con la propuesta aquí tienes una serie para el recuerdo.
Tony Chu es un detective con un secreto. Uno muy raro. Tony Chu es cibópata, lo que significa que obtiene una impresión psíquica de todo lo que come. También significa que es un detective genial mientras no le importe masticar el cuerpo de las víctimas de asesinato para descubrir al culpable y el porqué.
Y ahora ha sido contratado por la División de Crímenes Especiales de la FDA, la agencia gubernamental más poderosa del planeta, para investigar los casos más extraños, asquerosos y estrambóticos.
He aquí una serie retorcida y oscura sobre polis, ladrones, cocineros, caníbales y clarividentes.
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