
Coincidiendo con su 50 aniversario, llega de la mano de Norma, una edición de un clásico de la historieta; El
Eternauta de
Oesterheld y Solano
López.
Son numerosos los análisis que se pueden hacer de esta obra. Desde sus segundas e incluso terceras lecturas, su marcado carácter político o la figura de su
guionista Oesterheld, uno de los desaparecidos en el proceso de reorganización nacional de Argentina. Todo esto, puede hacer olvidar que ante todo, El
Eternauta es una gran obra de ficción, con un guión y una puesta en escena que aún hoy en día sigue teniendo vigencia,
convirtiendola en una de las obras maestras del género
tebeístico.
Básicamente, e intentando no destripar nada de la trama, la historia comienza cuando Juan Salvo, el
eternauta original, se materializa en la casa de un
guionista de
comics (el propio
Oesterheld), para contarle su historia. Una historia en la que este extraño, le relata como tras una nevada fosforescente, la gente de Buenos Aires empezó a morir. Sólo aquellos que permanecían en sus casas, conseguían eludir la muerte. Nadie sabía que estaba pasando y la radio no ayudaba con sus trasmisiones. Este es el momento en el que Juan Salvo, se enfunda su característico traje aislante y sale al exterior en busca de respuestas.

Originalmente, esta serie se publicaba semanalmente, a razón de 3 páginas por semana. Cada página a su vez, se dividía en 3 tiras. Con objeto de enganchar al lector con la trama, cada una de las páginas siempre acababa con un
cliffhanger que mantenía la tensión hasta la nueva entrega.
Pese a que desde un primer momento, la historia se puede inscribir dentro del género de la ciencia ficción, gracias a la utilización de lugares comunes, reconocibles para los habitantes del Buenos Aires de la época, le da un toque realista a toda la obra que, en parte, es uno de los motivos por los que este comic sigue vigente hoy en día, tanto en Argentina como en el resto del mundo.
Por supuesto, no voy a entrar en las excelencias narrativas llevadas a cabo por los dos autores, ni en lo acertado del dibujo de Solano para la historia. Esto es algo que salta a la vista y sobre lo que se ha escrito mil y una veces. Cuando dos autores en estado de gracia se juntan para formar una obra como esta, el resultado no es otro que El
Eternauta. De hecho, pese a que las secuelas son numerosas, nunca nadie llegó al nivel del relato original.
Que no os eche para atrás el que este tebeo tenga 50 años. Su lectura es tan fresca como cualquiera de las mejores obras de hoy en día. Además, cualquier tebeo que sea capaz de mantener el tipo con títulos como
Maus, Contrato con Dios, El
Incal y similares, es sin duda un J-imprescindible de cualquier
comicoteca.
Por edición y precio, un gran regalo para las próximas fiestas. Y en cualquier caso, un gran
autorregalo.