jueves, septiembre 30, 2010

Dios en persona


Con la imprescindible serie de Julius Corentin todavía inédita en España, Mathieu se acerca al mercado español con su último trabajo, Dios en persona. En este libro, más que una historia, el autor nos propone una reflexión a modo de curioso viaje en busca de una de las grandes preguntas de la humanidad. ¿Existe Dios?

Todo empieza cuando un hombre que se identifica como Dios Dios, aparece en la sociedad de hoy en día. Tras la incredulidad inicial y unas cuantas pruebas que llevan al convencimiento general de que Dios está entre nosotros, la sociedad, más allá de desestructurarse como tal, opta por la opción más esperable; llevar a juicio a Dios, para demostrar, o no, su existencia.

Con un autor como Mathieu nos podríamos esperar cualquier cosa menos una obra de fácil acceso o convencional. Si en Corentin la gran propuesta de Mathieu es estética y narrativa, buscando los límites del tebeo como medio, en este Dios en persona la apuesta narrativa está mucho más contenida para dar todo el peso al discurso intelectual, a la palabra. Con unos diálogos increíblemente trabajados, llenos de dobles sentidos, Mathieu consigue acercar por momentos el mundo del cómic al mundo del teatro.

Mucha filosofía, reflexión y debate social. Mathieu aprovecha todas y cada una de las páginas del tebeo para hacer una crítica mordaz de la sociedad, de como esta usa en su propio interés la religión, los medios de comunicación, el arte, etc.. borrando totalmente sus señas de identidad y convirtiéndose en un ente amorfo y totalmente alineado. Para la tarea, este autor vuelve a hacer uso de su gran arma. El humor. Ese humor descarnado, próximo al absurdo, que se convierte en la única manera de abarcar un tema como el que nos propone y con el que al final, buscando a Dios, Mathieu lo que nos descubre es la sociedad donde vivimos.

Desde luego, después de lo comentado, damos por hecho que Dios en persona no es un tebeo para el relax mental tras una dura jornada de trabajo. Tampoco es que haya que tener una licenciatura en metafísica para leer el tebeo, pero lo que si sería bueno, es que eligiéramos el momento, nos tomáramos nuestro tiempo y degustáramos la lectura con la paciencia que un trabajo como es la búsqueda de Dios requiere.

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