Después de la introducción en sociedad del amigo Silver que supuso el primer tomo de esta serie, las aventuras de Long John Silver, Lady Vivian y demás tripulantes del Neptune, siguen su rumbo. Todo lo apuntado en las primeras páginas tiene una continuidad natural, con trazos de superación, en esta segunda entrega.
Dorison sigue fiel al espíritu original de crear una nueva historia del viejo Silver, sin traicionar el espíritu de Stevenson, pero partiendo de una nueva trama que va camino de convertirse en su propio clásico. Personajes complejos, que se construyen viñeta a viñeta, y de los cuales nos podemos esperar cualquier reacción. Siempre me gustaron estas historias grises donde la frontera entre el héroe y el villano queda difuminada por los hechos.
En el apartado gráfico, Lauffray continua deslumbrándonos en cada página, tanto por su acabado final como por su buena mano a la hora de mantener la tensión del relato. Teniendo en cuenta que este segundo tomo se desarrolla casi en su totalidad en un barco, el detalle narrativo no deja de tener importancia.
Tras este segundo tomo el camino de Long John Silver como serie a convertirse en clásico de referencia se hace más corto. Esperaremos con impaciencia la salida del tercer tomo, ya publicado en Francia.
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