En una época de contención y pesimismo generalizado como la que estamos viviendo, da gusto encontrarse con obras que destacan por su entusiasmo y optimismo. Tebeos que, una vez finalizada su lectura, te trasmiten energía vital y ganas de vivir. Lydie entra a formar parte de la lista de obras buenrollistas, a la que ya pertenecen Río abajo o La memoria en los bolsillos.
El guionista francés Zidrou, nos regala un pequeño relato costumbrista. La historia del Callejón Barón Van Dick, comúnmente conocido como El callejón del bebé con bigote. El "nacimiento" de un bebé, de nombre Lydie, cambiará la vida de los habitantes de este callejón como nunca lo habrían imaginado.
Zidrou compone una bonita historia arropada por un guión perfectamente engranado, partiendo de un misterio, que no es tal, y manteniendo la intriga del lector hasta el final. Un relato que levantará nuestro ánimo vital, arrancándonos más de una sonrisa y atrapándonos en su lectura de principio a fin. Como colofón y complemento perfecto al hábil guión de Zidrou, los precisos y preciosos dibujos de Jordi Lafebre, que dan vida de manera inmejorable al callejón del bebé con bigote y sus habitantes.
Un tebeo perfecto para elevar nuestro espíritu y contagiarnos de entusiasmo. Ni el mismo Frank Capra hubiera imaginado una historia más bonita.
Como bien dice uno de los personajes: "Al fin y al cabo, ¿Por qué hacer el mal cuando resulta tan sencillo hacer el bien?".
El guionista francés Zidrou, nos regala un pequeño relato costumbrista. La historia del Callejón Barón Van Dick, comúnmente conocido como El callejón del bebé con bigote. El "nacimiento" de un bebé, de nombre Lydie, cambiará la vida de los habitantes de este callejón como nunca lo habrían imaginado.
Zidrou compone una bonita historia arropada por un guión perfectamente engranado, partiendo de un misterio, que no es tal, y manteniendo la intriga del lector hasta el final. Un relato que levantará nuestro ánimo vital, arrancándonos más de una sonrisa y atrapándonos en su lectura de principio a fin. Como colofón y complemento perfecto al hábil guión de Zidrou, los precisos y preciosos dibujos de Jordi Lafebre, que dan vida de manera inmejorable al callejón del bebé con bigote y sus habitantes.
Un tebeo perfecto para elevar nuestro espíritu y contagiarnos de entusiasmo. Ni el mismo Frank Capra hubiera imaginado una historia más bonita.
Como bien dice uno de los personajes: "Al fin y al cabo, ¿Por qué hacer el mal cuando resulta tan sencillo hacer el bien?".
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