miércoles, enero 30, 2013

Castilla Drive



No deja de asombrarme como un género tan manido como el polar puede, aún a día de hoy, haber cabida para la sorpresa. Si ya hablamos de la rama de detectives el porcentaje de ya visto aumenta exponencialmente. Con todo, siempre hay una ventana por donde puede entrar aire fresco.

Anthony Pastor realiza Castilla Drive para demostrarnos que todavía hay vida y si bien todas las historias pueden ya estar contadas todavía queda mucho que decir en como se pueden contar. Y no es que Pastor realice un alarde de vanguardismo narrativo, puesto que su puesta en escena tira más a lo clasicote, pero si que ha sabido tomarse su tiempo para construir una historia donde los personajes trasmiten, llegan y enganchan al lector. Una de esas historias que te atrapan de principio a fin y donde llegado un momento, lo más importante son los personajes en sí y no tanto la trama que sirve de excusa para engancharnos en el primer momento.

Tomando prestado el símil televisivo, la protagonista de Castilla Drive, Sally Salinger, tiene el mismo extraño magnetismo que la Sarah Linden de The Killing. Sally es una esposa metida a detective privado, ejerciendo sin licencia o más bien aprovechándose de la licencia de su marido quien la abandonó años atrás dejándola al cargo de sus dos hijos. Con este panorama, la única alternativa que le queda a Sally es la de solucionar casos de adulterio y fraude en seguros para ir viviendo.

Justo en ese momento, entra en su vida  Osvaldo Brown, un anónimo ciudadano que, milagrosamente, ha sobrevivido a un disparo a quemarropa que casi le cuesta la vida y que lo ha dejado sin una oreja. Osvaldo, temiendo por un nuevo atentado contra su integridad, contrata a Sally para que busque al autor del disparo.

Por supuesto, como buena historia de género negro que se precie, nada es lo que parece.

Castilla Dirve recupera las buenas sensaciones que obras como la genial Balas Perdidas habían despertado en mi. De hecho, la historia de Sally podría perfectamente pasar como un capítulo más en las historias de Lapham.

Una obra que se ha hecho merecedora de una nominación como mejor polar en el festival de Angoueleme, nominación que después de haber leído el cómic es sin duda merecida.

Gustará a los que busquen algo más en una historia de género negro  y a todos aquellos  a los que le encante verse atrapados dentro de una historia.

Mucha atención a  Anthony Pastor, porque pese a que su entrada en el mercado español no podía tener mejor comienzo, en Francia ya lleva tiempo demostrando con hechos y tebeos que es un autor a seguir.




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