Cualquier guión de Hernández Cava presupone una cierta predisposición por parte del lector para introducirse en historias complejas y llenas de vericuetos, tanto argumentales como narrativos. Vamos, que sus historias reclaman siempre un nivel de exigencia máximo en su lectura y no siempre son las más ideales si lo que se busca es una lectura de evasión.
Este serpientes ciegas es un buen ejemplo, porque pese a ser un álbum de género, más concretamente de género negro-político, Cava sabe ocultar muy bien las marcas delatoras y le otorga a la historia un toque personal que deja al lector un tanto descolocado a lo largo de su lectura. El tebeo, estructurado en capítulos (los tres primeros ya fueron serializados en la revista BD Banda) traslada en el espacio y en el tiempo a protagonistas y lector por igual. Lo que en principio parece ser la búsqueda de un individuo por parte de otro, con un ajuste de cuentas de algún tipo en el aire, poco a poco se va transformando en un viaje mucho más complejo, con múltiples etapas que abarcan el Nueva York de los años 30, la guerra civil española y el mismísimo movimiento comunista en los USA de la época. Con todo esto, una vez más, Cava juega con el lector como cualquiera de nosotros lo hace con un gato, como un mago lo hace con su público, mostrándonos una realidad que no es tal y que sólo después de realizado el gran truco, llegamos a comprender en su totalidad, comprobando que en todo momento las pistas estaban ahí delante, al alcance de la mano.
Por suerte para nosotros, Cava se hace acompañar en esta tarea narrativa de uno de los más grandes dibujantes que tenemos en estos momentos en nuestro país y que responde al nombre de Bartolomé Seguí. En un guión con la complejidad del que nos propone Cava, con tantos personajes, lugares, alternando hechos históricos con pura ficción, la puesta en escena gráfica llevada a cabo por Seguí (sin traicionar en ningún momento su estilo tan personal y característico) es una de las claves fundamentales para convertir a este Las serpientes ciegas en la obra redonda que resulta ser. Porque por encima de todo, y pese a lo que pueda parecer, este tebeo es un gran tebeo, entretenido de principio a fin y que sabe recompensar con creces al lector por toda la exigencia que le pide de antemano.
Por cierto, este cómic también está disponible en gallego con el título de As cerpes cegas
Este serpientes ciegas es un buen ejemplo, porque pese a ser un álbum de género, más concretamente de género negro-político, Cava sabe ocultar muy bien las marcas delatoras y le otorga a la historia un toque personal que deja al lector un tanto descolocado a lo largo de su lectura. El tebeo, estructurado en capítulos (los tres primeros ya fueron serializados en la revista BD Banda) traslada en el espacio y en el tiempo a protagonistas y lector por igual. Lo que en principio parece ser la búsqueda de un individuo por parte de otro, con un ajuste de cuentas de algún tipo en el aire, poco a poco se va transformando en un viaje mucho más complejo, con múltiples etapas que abarcan el Nueva York de los años 30, la guerra civil española y el mismísimo movimiento comunista en los USA de la época. Con todo esto, una vez más, Cava juega con el lector como cualquiera de nosotros lo hace con un gato, como un mago lo hace con su público, mostrándonos una realidad que no es tal y que sólo después de realizado el gran truco, llegamos a comprender en su totalidad, comprobando que en todo momento las pistas estaban ahí delante, al alcance de la mano.
Por suerte para nosotros, Cava se hace acompañar en esta tarea narrativa de uno de los más grandes dibujantes que tenemos en estos momentos en nuestro país y que responde al nombre de Bartolomé Seguí. En un guión con la complejidad del que nos propone Cava, con tantos personajes, lugares, alternando hechos históricos con pura ficción, la puesta en escena gráfica llevada a cabo por Seguí (sin traicionar en ningún momento su estilo tan personal y característico) es una de las claves fundamentales para convertir a este Las serpientes ciegas en la obra redonda que resulta ser. Porque por encima de todo, y pese a lo que pueda parecer, este tebeo es un gran tebeo, entretenido de principio a fin y que sabe recompensar con creces al lector por toda la exigencia que le pide de antemano.
Por cierto, este cómic también está disponible en gallego con el título de As cerpes cegas
1 comentario:
Píntache ben, ho. Páxinas, prezo e disponibilidade en versión galega?
Roberto
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