Soy consciente. Me pongo muy pesado con esta serie. Cada vez que sale una nueva entrega aquí me tenéis comentando lo buena que es. Ya sé, os dais por enterados. Peerooo... no lo puedo evitar. ¡Qué culpa tengo yo de que lo hagan tan bien!
Difícil hablar de este tomo 8 sin empezar a soltar spoilers por doquier, así que mejor me contengo. Simplemente decir que, posiblemente, con este número, haya leído la mejor trama de todo lo publicado hasta el momento. Y esto, no es poco decir. Todos lo giros, todas las subtramas, las presentaciones de personajes, cobran un sentido total en la resolución de este último arco. Las cosas que pasan, funcionan al 100%, porque detrás hay muchos números de preparación, de búsqueda del clímax por parte de sus autores. Este es el momento en que nos damos cuenta de que nada era gratuito y todo tenía un sentido.
Hasta el momento, siempre que hablaba de Los muertos vivientes, lo hacía teniendo en mente un tebeo de género. Parecía que su única finalidad era contar historias entretenidas que hicieran pasar un buen rato al lector, dejándolo con ganas de más. Esta premisa sigue funcionando, pero ojo, porque número a número el equipo creativo de esta serie y sobretodo su guionista Kirkman, están construyendo una obra que va un poquito más allá.
Cada vez que se cierra un ciclo, las dudas me asaltan. Sé que a estas alturas debería de tener más confianza, pero el listón está tan alto, que en algún momento, por simples leyes de la física, los autores no van a poder sobrepasarlo. En todo caso, que nos quiten lo bailado.
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