Tras cinco años de espera, cuando muchos aficionados ya daban todo por perdido, vuelve el detective felino por todos conocidos como Blacksad. Cuarta entrega ya de la serie con la que la pareja de Canales y Guarnido vuelven a conquistar el mercado francés y por ende el mercado patrio.
Un cuarto número continuista con los tres anteriores en cuanto a la forma. Un guión super clásico de género negro, muy correcto y profesional pero no demasiado sorprendente por el lado de la trama. Eso sí, en esta ocasión se nota un notable esfuerzo narrativo, donde la acción, en vez de ser lineal, nos viene dada por medio de constantes saltos temporales, algunos conseguidos con más éxito que otros, pero que una vez pasada la sorpresa inicial, le dan un cierto interés extra a la serie. Por otro lado, está claro que los autores dedicaron todos sus esfuerzos a crear una interesante gama de personajes secundarios, algo en lo que hay que reconocer que salen bastante bien parados.
De todas formas, una vez más, la principal baza jugada por la serie viene del dibujo de Guarnido. Un hecho tan conocido, que no merece la pena gastar mucho tiempo en darle más brillo. En este tiempo de espera, Guarnido se dedicó a la realización de otros proyectos, algo que parece haberle sentado de maravilla al autor, porque el dibujo de este tomo supura fuerza y frescura a raudales. Si por encima, a este dibujo le acompaña un uso del color superlativo, el conjunto dota de una fuerza gráfica a la serie sin igual.
Además, que la acción tenga lugar en Nueva Orleans (la primera vez en toda la serie que un lugar definido sirve de marco a la trama), en pleno Mardi-Gras, con todo el color que la tierra de Luisiana puede aportar, no hace sino reforzar la sensación de torbellino gráfico de Guarnido. La ambientación es simplemente magistral, consiguiendo introducirnos totalmente en la escena de músicos de jazz, pasando de la oscuridad de sus bares llenos de humo y sudor a la luminosidad de ese carnaval en el que se combierte la ciudad duante unos días, sin olvidarnos del omnipresente vudú.
Un nuevo libro que reafirmará a la serie en su posición de fuerza en las listas de ventas, sin perder un ápice de calidad por el camino y donde podemos empezar a ver, aunque de manera muy leve, ciertos deseos de evolución. Supongo que como a mi, a más de a uno le gustaría ver unas tramas un poco más complejas, con personajes más grises y un arco argumental que no sea autoconclusivo, a la vez que también nos gustaría a conocer un poco más sobre le mismo Blacksad. Parece que los autores también piensan lo mismo, puesto que muchas de las incógnitas (esa escena de la portada) de este álbum no se solucionan en el mismo, dejando a los lectores con una cierta inquietud. ¿Será el tomo nº5 el encargado de cerrar estas dudas? ¿ Cuánto más tendremos que esperar?
Después del reposo, Blacksad vuelve con buena salud. Cuarto álbum que sin duda es la primera etapa de un nuevo viaje, con los mismos protagonistas pero con nuevas intenciones. Imposible llegar a la lectura de esta obra sin sentir la sensación de ser testigos de algo grande.
Un cuarto número continuista con los tres anteriores en cuanto a la forma. Un guión super clásico de género negro, muy correcto y profesional pero no demasiado sorprendente por el lado de la trama. Eso sí, en esta ocasión se nota un notable esfuerzo narrativo, donde la acción, en vez de ser lineal, nos viene dada por medio de constantes saltos temporales, algunos conseguidos con más éxito que otros, pero que una vez pasada la sorpresa inicial, le dan un cierto interés extra a la serie. Por otro lado, está claro que los autores dedicaron todos sus esfuerzos a crear una interesante gama de personajes secundarios, algo en lo que hay que reconocer que salen bastante bien parados.
De todas formas, una vez más, la principal baza jugada por la serie viene del dibujo de Guarnido. Un hecho tan conocido, que no merece la pena gastar mucho tiempo en darle más brillo. En este tiempo de espera, Guarnido se dedicó a la realización de otros proyectos, algo que parece haberle sentado de maravilla al autor, porque el dibujo de este tomo supura fuerza y frescura a raudales. Si por encima, a este dibujo le acompaña un uso del color superlativo, el conjunto dota de una fuerza gráfica a la serie sin igual.
Además, que la acción tenga lugar en Nueva Orleans (la primera vez en toda la serie que un lugar definido sirve de marco a la trama), en pleno Mardi-Gras, con todo el color que la tierra de Luisiana puede aportar, no hace sino reforzar la sensación de torbellino gráfico de Guarnido. La ambientación es simplemente magistral, consiguiendo introducirnos totalmente en la escena de músicos de jazz, pasando de la oscuridad de sus bares llenos de humo y sudor a la luminosidad de ese carnaval en el que se combierte la ciudad duante unos días, sin olvidarnos del omnipresente vudú.
Un nuevo libro que reafirmará a la serie en su posición de fuerza en las listas de ventas, sin perder un ápice de calidad por el camino y donde podemos empezar a ver, aunque de manera muy leve, ciertos deseos de evolución. Supongo que como a mi, a más de a uno le gustaría ver unas tramas un poco más complejas, con personajes más grises y un arco argumental que no sea autoconclusivo, a la vez que también nos gustaría a conocer un poco más sobre le mismo Blacksad. Parece que los autores también piensan lo mismo, puesto que muchas de las incógnitas (esa escena de la portada) de este álbum no se solucionan en el mismo, dejando a los lectores con una cierta inquietud. ¿Será el tomo nº5 el encargado de cerrar estas dudas? ¿ Cuánto más tendremos que esperar?
Después del reposo, Blacksad vuelve con buena salud. Cuarto álbum que sin duda es la primera etapa de un nuevo viaje, con los mismos protagonistas pero con nuevas intenciones. Imposible llegar a la lectura de esta obra sin sentir la sensación de ser testigos de algo grande.
2 comentarios:
Outro imprescindible, coma os anterires tomos de Blacksad
mmmm... esto habrá que verlo.
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