Magasin General es ese pequeño colmado vale-para-todo tan propio de los pueblos y tantas veces reflejado en la ficción, donde uno puede adquirir todo lo imaginable e inimaginable para el uso domestico. La verdadera alma mater de todo pueblo pequeño (junto al bar, por supuesto).
La historia de esta serie nace con vocación de trilogía, pero los propios personajes y situaciones y la quimica entre los autores llevó a prolongar la misma hasta dos trilogías, tal y como los mismos autores explican en el prólogo del tercer volumen:
"Cuando nació el proyecto de Magasin General, habíamos previsto contar esta historia en tres tomos. Nos dedicamos con mucho gusto a la escritura del tomo I, Marie, pero a medida que la narración avanzaba los personajes se rellenaban y tomaban cuerpo. Teníamos ganas de seguirles por sus rutas laborables por Notre-Dame-des-Lacs. A su ritmo. El de las estaciones y el del curso de la vida.
Llegó Serge, el tomo dos, y fue al escribir esta segunda obra cuando se nos hizo evidente que tres tomos no eran bastantes. Cuatro, nos dijimos. Y luego cinco…
Actualmente hemos llegado a la conclusión de que seis parece una cifra razonable. Esperamos no equivocarnos."
De lo anterior ya deducimos que, si bien el primer tomo sirve más bien para la presentación de los personajes y sus rutinas (y puede desanimar), en el segundo ya nos hemos familiarizado con ellos y comienza a desarrollarse calmadamente la trama principal de la obra. Llegados al fin al tercer tomo, y ya integrados como observadores privilegiados de las vicisitudes de esta pequeña población, Loisel & Tripp se sueltan a afianzar y refinar su hasta ahora un tanto encorsetada puesta en escena. De hecho, basta echar la vista atrás para constatar lo mucho que mejora la serie en la expresividad de sus personajes y en narrativa, llegando a sentir el disfrute que produce en esa vida rutinaria una cena de alta cocina, una carrera de trineos o la introducción de elementos fantásticos como las viñetas de un gato y un perro interrelacionando con unos patos convertidos, a raíz del segundo tomo, en elementos omnipresentes de la población.
Primorosamente editada por Norma (guau, primorosamente y Norma en la misma frase), la duración de los tomos es variable, algo muy de agradecer puesto que permite la adaptación de las páginas a la narración y no viceversa. En la introducción de cada tomo viene, a doble página, la reproducción de una plancha original del mismo. Del lado izquierdo figuran los bocetos a lápiz de Loisel (“primera fase”) y en el simétrico el entintado de Tripp (“segunda fase”), lo cual no sólo es un pequeño lujo hermoso de contemplar, sino muy ilustrativo de las aportaciones de uno y otro al conjunto.
Un vistazo de conjunto nos revela que no hay nada realmente original o espectacular en Magasin General. Antes bien, tanto el guión como su desarrollo sigue sendas conocidas y el final se ve venir (aunque no por ello no deja de disfrutarse). Pero en este comic lo importante no es el fin sino el camino. Así, al igual que el paso del tiempo da a una agradable comida y sobremesa en casa de unos amigos el regusto de una jornada no memorable pero si feliz, lo mismo hace con la lectura de estos álbumes.
Magasin General lleva cinco tomos publicados. Por ahora.
M
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