Ese conejito duracell del dibujo, también conocido como Alfonso Zapico, vuelve a la carga con su querido Joyce, en lo que se podía considerar como una continuación natural de, Dublinés, su anterior obra sobre el autor.
Y este libro, dirás tú... ¿a cuento de qué?
El propio Zapico responde la pregunta.
Si leíste "Dublinés" y no te gustó, seguramente no te comprarás este otro libro. Y si te gustó, seguramente fue porque te interesaba la vida de James Joyce y no la mía.
Entonces, ¿por qué este segundo álbum? ¿Qué nos cuenta? ¿Y por qué se llama la ruta Joyce?
¿Maniobra económica? ¿Ansias de protagonismo? ¿Aburrimiento? ¿Masoquismo de autor?
NO. La respuesta es mucho más simple. Yo tampoco lo tengo muy claro. Así que sigo un impulso.
Supongo que esta declaración no os solucionará mucho. En fin, repitiendo un poco lo dicho, yo también os confirmo que si os gustó Dublinés, os va a gustar este La ruta Joyce. Eso sí, al contrario que el mismo Zapico, yo si que pienso que su vida es interesante, y de hecho, las partes que más disfruté, fueron aquellas en las que el componente autobiográfico es el protagonista, llegando incluso a preferir que este cómic se llamara La ruta Zapico.
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