Max es el tenista perfecto. Contando sus encuentros por victorias nadie le hace sombra en el circuito ATP. Sus desafíos se miden en puntos perdidos y el control que su padre y colaboradores tienen sobre su carrera es más que opresivo. Por supuesto, todo esta espiral de éxito sin control tiene un precio que paga la persona que hay detrás del mito.
Jeremie Moreau, que ya nos había sorprendido con su propuesta gráfica en El mono de Hartlepool, se nos presenta esta vez como autor completo acompañado con un cambio de estilo gráfico, con un trazo más fino y lleno de delicadeza, que resulta perfecto para la historia llena de matices emocionales que es Max Winson.
Una sátira sobre nuestra sociedad donde la obsesión por el éxito sin fin resulta casi patológica y donde el protagonista retrata a la perfección los dos reversos de la moneda y como dentro del éxito se puede ser un perdedor.
Una lectura sorprendente, incluso refrescante diría yo, y que perfila a Moreau como uno de los autores franceses a seguir, puesto que cada paso de su trayectoria se transforma en una victoria.
Gustará, y sorprenderá, a los que ya conocían al Moreau de El mono de Hartlepool. De interés para los amantes de los autores de la nueva ola del cómic francobelga.
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