martes, septiembre 29, 2020

La soledad del dibujante



No es que venga ahora Adrian Tomine a descubrirnos el autoescarnio en el medio comiquero puesto que antes que él, entre otros, el mismísimo Robert Crumb o Joe Matt ya sentaron cátedra sobre este asunto de desmitificar la profesión de dibujante con mucho humor y poca compasión.

En La soledad del dibujante Tomine mezcla este autoescarnio autobiográfico del que os hablo con  un cómic costumbrista de toda la vida y aún le queda tiempo para hacer una reflexión sobre la soledad y la incomunicación.

Un cómic que funciona por momentos como diario de viajes en el que el autor nos cuenta pequeñas anécdotas desde sus años universitarios y sus primeros pasos en el mundo profesional del cómic hasta su trayectoria actual como autor consolidado pero con las mismas inseguridades del principio.

Especial atención puede tener este trabajo para los comiqueros más cotillas puesto que inevitablemente, en estas crónicas, Tomine nos habla del mundillo del cómic: autores, aficionados, editores, etc... Impagables sus crónicas de sus primeras visitas a la Comic Con y sus constantes desencuentros con Neil Gaiman.

Un relato real como la vida misma con el que Tomine sabe llevarnos a su terreno y conquistarnos, una vez más, contándonos la miseria de la soledad del dibujante.

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