High Crimes tiene todos los elementos necesarios para convertirse en una serie para el recuerdo. Quizá solo le falte el toque final y la experiencia narradora de uno de esos genios del género negro como pueden ser Brubaker o Rucka.
La premisa inicial es brutal, de esas a las que no te puede resistir. En las cumbres del Everest dos guías de montaña se dedican a ir seccionando manos de los fallecidos en la ascensión con el objetivo de contactar a sus familiares y cobrar un dinero por devolver el cuerpo a la familia. Ya de por sí, esta sola premisa tiene gancho, pero si le unimos que una de esas manos recuperadas pertenecía a un antiguo agente gubernamental con muchos secretos ocultos, la cosa sube. Si a mayores, nuestra protagonista es una antigua campeona olímpica que salió de la competición por sus problemas con las drogas, tendréis que reconocer que tenemos todos los elementos necesarios, y más, para una serie de género negro con garantías.
Una propuesta que lo tiene todo para garantizar nuestra diversión lectora, con grandes ideas y mejores diálogos y al que solo le faltaría un toque de orden y calma entre todo lo que nos cuenta para pasar al panteón de los grandes elegidos.
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