Nueva obra del autor conocido como Calo, un autor al que la crítica le ha colgado la etiqueta de cronista sentimental de la generación indie (si es que esto pudiera existir). Ya sabéis que las etiquetas no siempre se ajustan a la realidad, pero en este caso si que hay que reconocer la querencia de Calo por los relatos de corte costumbrista, con relaciones sentimentales de por medio y dotados de una especial sensibilidad con el lado más femenino.
En Desconectados, su nueva propuesta, se nos ofrecen dos historias que beben de estas fuentes pero las cuales no pueden ser más dispares entre si.
La primera, que también da título al libro, es Desconectados. Un relato de las peripecias de una joven rusa llegada a España buscando el amor verdadero (por internet) y que acaba trabajando en una hot-line erótica.
La segunda, Rehacer mi vida, es un refrito de una vieja historia ya publicada en el fanzine Idiota y diminuto (redibujada y dotada de un final para la ocasión) que cuenta las andanzas de un joven crápula y sus desvaríos amorosos.
Se puede afirmar que en la parte gráfica las dos historias salen positivamente reforzadas en una valoración. El estilo de línea clara del autor está más definido que nunca y la belleza de sus dibujos saltan a la vista. Poco más que decir por este lado.
Sin embargo, en la parte argumental, hay una gran diferencia entre el primer y segundo relato. El primero funciona bastante bien. Se ve que tiene una estructura argumental bastante sólida y que pese a un final que pudiera parecer precipitado, a mi me parece acertado, puesto que alargar la historia no tendría mucho más sentido.
La segunda, por contra, acusa mucho el peso de la remodelación. Al final, en vez de funcionar como un relato unitario, se queda en una sucesión de gags, más o menos afortunados, pero a los que les falta cohesión y ritmo para funcionar en conjunto. Lo peor, es que esto desluce un poco el buen sabor de boca que te deja la primera parte.
En Desconectados, su nueva propuesta, se nos ofrecen dos historias que beben de estas fuentes pero las cuales no pueden ser más dispares entre si.
La primera, que también da título al libro, es Desconectados. Un relato de las peripecias de una joven rusa llegada a España buscando el amor verdadero (por internet) y que acaba trabajando en una hot-line erótica.
La segunda, Rehacer mi vida, es un refrito de una vieja historia ya publicada en el fanzine Idiota y diminuto (redibujada y dotada de un final para la ocasión) que cuenta las andanzas de un joven crápula y sus desvaríos amorosos.
Se puede afirmar que en la parte gráfica las dos historias salen positivamente reforzadas en una valoración. El estilo de línea clara del autor está más definido que nunca y la belleza de sus dibujos saltan a la vista. Poco más que decir por este lado.
Sin embargo, en la parte argumental, hay una gran diferencia entre el primer y segundo relato. El primero funciona bastante bien. Se ve que tiene una estructura argumental bastante sólida y que pese a un final que pudiera parecer precipitado, a mi me parece acertado, puesto que alargar la historia no tendría mucho más sentido.
La segunda, por contra, acusa mucho el peso de la remodelación. Al final, en vez de funcionar como un relato unitario, se queda en una sucesión de gags, más o menos afortunados, pero a los que les falta cohesión y ritmo para funcionar en conjunto. Lo peor, es que esto desluce un poco el buen sabor de boca que te deja la primera parte.
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