Gracias a la irremediable atracción que el trabajo gráfico de Brüno despierta en mi, me acabo de encontrar con una de las sorpresas del año, la historia de Atar Gull, líder de los Namaquas pequeños, tribu originaria de África y su inevitable destino como esclavo en una plantación de Jamaica.
Fabien Nury, máximo culpable del guión de este tebeo, nos ofrece una relato bien hilvanado, con un historia compacta a la que no le duele recurrir a la acción más violenta cuando lo necesita y con unos personajes llenos de ambages, complejos y de moralidad extremamente fluctuante que se mueven por la trama acorde a sus códigos personales y de interés.
Una historia con dos partes perfectamente diferenciadas que en su comienzo pone a nuestro protagonista como otro personaje más de una trama coral, situación que se verá alterada según avanza la obra a transformarse la historia de Atar Gull en la única historia posible.
Por supuesto, todo ello dibujado por Brüno, un dibujante digno renovador de la línea clara a la que sabe dotar de un ritmo cinematográfico que para mi ya merece por si solo la compra de un álbum, pero del que alegra ver que refrenda con cada viñeta, con cada dibujo, la confianza en él depositada, alterando nuestros sentidos usando un estilo de dibujo agradable y amigable para reflejar las más crueles escenas de violencia. Un contraste que funciona a la perfección y que sin duda es una de las claves para que la historia de Altar Gull nos llegue con la fuerza con la que lo hace.
Atar Gull es un álbum llamado a ser un firme ejemplo de como funciona el boca a boca, porque dudo que nadie que se lea su historia no la recomiende a posteriori.
Una historia de venganza en un mundo de piratas, oficiales, esclavos, plantaciones, que por momentos nos traerá a la mente las aventuras de Isabel en Los pasajeros del viento del mejor Bourgeon.
Una lectura ideal para dejarse sorprender.
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