miércoles, mayo 29, 2013
Grandville
Queridos lectores, mucha atención, porque detrás de esta más que discreta portada, se encuentra uno de los mejores tebeos de la temporada, sobre todo si el espíritu victoriano, steam-punk y holmesiano son de vuestro agrado.
Bryan Talbot nos propone una ucronía, donde hace doscientos años, Gran Bretaña perdió las guerras napoleónicas. Al igual que el resto de Europa, fue invadida por Francia y los miembros de su familia real fueron guillotinados. Había seguido formando parte del Imperio francés hasta hacía veintitrés años, cuando le fue concedida a regañadientes la independencia, tras una prolongada campaña de desobediencia civil y atentados anarquistas. Ahora es conocida como la República Socialista de Bretaña, un país pequeño y carente de importancia conectado al Imperio francés por el puente ferroviario del Canal.
Una historia de steampunk, con autómatas, carros a vapor, persecuciones, explosiones y acción a raudales. Con personajes antropomórficos, entre los que destaca con luz propia nuestro protagonista, el inspector LeBrock de Scotland Yard, un tejón que se ve implicado en un thriller de espionaje al más alto nivel, con una trama política de por medio que por momentos nos recuerda a nuestra más inmediata realidad, con armas de destrucción masiva, atentados terroristas y grandes lobbies armamentísticos tomando las riendas de los gobiernos.
Una trama que bebe de los clásicos literarios y que por momentos nos podría recordar a La liga de los extraordinarios caballeros y en la que Talbot, sin llegar a los barroquismos temáticos de Moore, sabe desarrollar una historia que nos mantendrá en vilo de principio a fin.
Si además, a todo esto le añadimos los constantes guiños comiqueros, como ese perro drogadicto llamado Milou, el conjunto se convierte en un cómic a tener por cualquier aficionado.
Una lectura que agradará a todo tipo de lectores, desde los recién llegados hasta los más veteranos, con especial mención para los seguidores de series como Blacksad o los delirios victorianos de Alan Moore.
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