Los días en que sale a la venta un nuevo número de Macanudo tendrían que ser considerados días festivos. No tendríamos que ir a trabajar y nuestra única misión en ese día tendría que ser la de adentrarnos en las nuevas historias creadas por Liniers y si fuera menester, revisar números antiguos. Las calles se decorarían con elementos de mundo Macanudo y las gentes se drisfazarían de sus personajes y vivirían experiencias que solo se pueden vivir dentro de las páginas del libro.
Qué. Sería bonito, ¿verdad? Más que bonito, sería Macanudo.
Hala, pues mientras no llegue ese día, contentémonos al menos con tener una nueva entrega de Macanudo con la que saciar nuestra ilusión.
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