Otro episodio oscuro de nuestra historia más reciente es el tema central de Las almas perdidas; los niños robados durante el franquismo.
Estructurada en capítulos la historia empieza en el 2014 en Saturrarán, el penal para mujeres ubicado en la costa vasca. Desde allí nos lleva a la Andalucia del 36 para dar crónica del asesinato colectivo de las sirvientas de El Aguaucho en 1936. En medio entra en acción el hijo de una de las valientes mujeres que estuvieron presas en la cárcel de Saturrarán, que es ahora Relator de la ONU. Marcado por la historia de su madre y las injusticias que ella sufrió, decide tomar la justicia en sus manos en el presente. Su objetivo es desenmascarar y castigar a aquellos que, aún en tiempos modernos, intentan ocultar la verdad sobre el sufrimiento de las víctimas y el destino de los niños desaparecidos.
Esto es lo que nos cuentan de forma brillante Francisco Ballesteros, Juan Alarcón y Pilar Tarifa con sus almas perdidas.
Otro cómic necesario tanto por su valor documental y de denuncia como por la esencia comiquera que guardan sus páginas.
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