Un cómic de esos que va a despertar reacciones más afines al mundo del arte vanguardista que a las de la escena comiquera. Nada nuevo si entendemos que es Marc-Antoine Mathieu el autor de esta obra, uno de esos exploradores de la narrativa gráfica siempre dispuesto a desafiar los códigos y patrones establecidos.
Habitual es en este autor el coqueteo con lo formal. En este caso el uso de la página negra sera visto por muchos como una genialidad a la altura de Pierre Soulages y por otros tantos como algo vacuo, pretencioso y esnob.
Dejando esas binarias opiniones a un lado, no se puede negar que en este trabajo hay intención e historia que alejan el resultado final de un mero ejercicio formal.
A vuestro librero le intrigó en la misma manera que le gustó.
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