Al autor de esta obra, Nicolas Wild, le sale un trabajo en el 2005. Dentro del Afganistan en plena reconstrucción, tiene que realizar una adaptación al cómic de la nueva constitución afgana que sirva como material didáctico en las escuelas. Teniendo en cuenta que en su Francia natal, no le sobraban los trabajos, este autor coge la maleta y se marcha a Afganistan, donde se encontrará con un variopinto grupo de artistas que trabajan en el mismo proyecto.
En Kabul Disco, se recoge en forma de cómic, la estancia de este autor en el periodo que realizó este trabajo. En sus páginas se mostrará el día a día de una ciudad ocupada, y donde cada pequeño paseo a la oficina puede ser el último.
¿Alguien dijo Pyongyang? Pues si, por ahí van los tiros. Es indudable que la referencia no se puede negar, y que por temática y contenidos hay bastantes similitudes con la obra de Delisle.
Pero este Kabul Disco tiene entidad propia y no se limita a ser un clon de otras obras. Sin duda, uno de los elementos que lo hacen distinto, es el tono humorístico que el autor le da a todo el relato. Realmente, este hombre se ríe un poco de todo, empezando por su penosa situación laboral, y como esta hace que acabe en medio de un Kabul sin ley.
Pero pese a este tono ligero y cómico, también hay espacio para denunciar la situación de un país que lleva en guerra más tiempo del deseado. Sin caer en la denuncia simplista, con mucho gusto y siempre en un segundo plano, a través de pequeños detalles, el autor nos va dando las claves necesarias para que nos enteremos de como es la vida en la sociedad afgana de hoy en día y que nosotros mismos hagamos nuestra valoración.
Aunque en un primer vistazo este tebeo se podría clasificar como un clon de Pyongyand, con unos toques de El Fotógrafo y Persépolis, os recomiendo que vayáis un poco más allá y os dejéis llevar por el relato de Nicolas Wild.
Aunque bueno, creo que la portada deja bastante claro que es lo que os vais a encontrar dentro.
En Kabul Disco, se recoge en forma de cómic, la estancia de este autor en el periodo que realizó este trabajo. En sus páginas se mostrará el día a día de una ciudad ocupada, y donde cada pequeño paseo a la oficina puede ser el último.
¿Alguien dijo Pyongyang? Pues si, por ahí van los tiros. Es indudable que la referencia no se puede negar, y que por temática y contenidos hay bastantes similitudes con la obra de Delisle.
Pero este Kabul Disco tiene entidad propia y no se limita a ser un clon de otras obras. Sin duda, uno de los elementos que lo hacen distinto, es el tono humorístico que el autor le da a todo el relato. Realmente, este hombre se ríe un poco de todo, empezando por su penosa situación laboral, y como esta hace que acabe en medio de un Kabul sin ley.
Pero pese a este tono ligero y cómico, también hay espacio para denunciar la situación de un país que lleva en guerra más tiempo del deseado. Sin caer en la denuncia simplista, con mucho gusto y siempre en un segundo plano, a través de pequeños detalles, el autor nos va dando las claves necesarias para que nos enteremos de como es la vida en la sociedad afgana de hoy en día y que nosotros mismos hagamos nuestra valoración.
Aunque en un primer vistazo este tebeo se podría clasificar como un clon de Pyongyand, con unos toques de El Fotógrafo y Persépolis, os recomiendo que vayáis un poco más allá y os dejéis llevar por el relato de Nicolas Wild.
Aunque bueno, creo que la portada deja bastante claro que es lo que os vais a encontrar dentro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario