
En Kabul Disco, se recoge en forma de cómic, la estancia de este autor en el periodo que realizó este trabajo. En sus páginas se mostrará el día a día de una ciudad ocupada, y donde cada pequeño paseo a la oficina puede ser el último.
¿Alguien dijo Pyongyang? Pues si, por ahí van los tiros. Es indudable que la referencia no se puede negar, y que por temática y contenidos hay bastantes similitudes con la obra de Delisle.
Pero este Kabul Disco tiene entidad propia y no se limita a ser un clon de otras obras. Sin duda, uno de los elementos que lo hacen distinto, es el tono humorístico que el autor le da a todo el relato. Realmente, este hombre se ríe un poco de todo, empezando por su penosa situación laboral, y como esta hace que acabe en medio de un Kabul sin ley.
Pero pese a este tono ligero y cómico, también hay espacio para denunciar la situación de un país que lleva en guerra más tiempo del deseado. Sin caer en la denuncia simplista, con mucho gusto y siempre en un segundo plano, a través de pequeños detalles, el autor nos va dando las claves necesarias para que nos enteremos de como es la vida en la sociedad afgana de hoy en día y que nosotros mismos hagamos nuestra valoración.
Aunque en un primer vistazo este tebeo se podría clasificar como un clon de Pyongyand, con unos toques de El Fotógrafo y Persépolis, os recomiendo que vayáis un poco más allá y os dejéis llevar por el relato de Nicolas Wild.
Aunque bueno, creo que la portada deja bastante claro que es lo que os vais a encontrar dentro.
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