Qué buen narrador es Cava y qué bien dibuja Auladell. Me resulta muy difícil imaginar una pareja más adecuada para llevar a buen puerto la historia que se nos cuenta en este tebeo. De hecho, no sé si atreverme a definirla como historia, porque realmente lo que nos vamos a encontrar al abrir las páginas, está más cercano a una narración de sensaciones, donde la frontera entre realidad y sueño, entre el tiempo presente, pasado y futuro, nunca queda totalmente delimitada, que a una narración clásica de inicio, nudo y desenlace.
La excusa es nuestro protagonista, el héroe de la aviación alemana Erich Hafner. De su papel en la II Guerra Mundial, de su relación familiar, de su vida, de su muerte, de lo que nos depara el destino y de como nosotros con nuestra libertad de acción podemos llegar a marcar nuestro propio camino. De todo esto y de nada en particular es de lo que trata este tebeo.
Sé que con lo que estoy contando no os estoy aclarando mucho. Lo siento, pero este cómic es de esos que no se pueden dar mascados. Es un cómic de impulsos, que te atrapa y te deja ir para volverte a atrapar. Tendréis que experimentarlo y sentirlo por vosotros mismos. Como ya os dije en alguna ocasión, aquí vais a encontrar mucho de poesía, una sensación que se ve reforzada por el precioso trabajo gráfico de Pablo Auladell y con los textos de Cava.
Es imposible que os recomiende este tebeo. Es una obra complicada y que requiere mucho del lector. Me atrevería a decir que sin alguien entregado, este tebeo no es sencillo de digerir. Esta es una de esas ocasiones en la que sólo os puedo animar a que busquéis por vosotros mismos nuevas sensaciones y nuevos caminos. No tengo muy claro si os tocará el corazoncito o si lo calificareis como otra mierda gafapasta. En vosotros mismos está la clave.
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