Café Budapest

Que no os coja de sorpresa. Avisados quedáis. Si cogéis este tebeo entre las manos, resignaros a pasar la próxima hora de vuestra vida pasando hojas sin parar. Esto es lo que me sucedió a mi. Empecé la lectura y hasta que acabé el tebeo no pude dejarlo.

Aunque Café Budapest es la obra de presentación de Alfonso Zapico en nuestro país, este joven autor forma parte de la cada vez más numerosa lista de autores que triunfan en las francias antes de llegar a su tierra. La cosa es como es, y poco hay que objetar.

La verdad es que su tarjeta de presentación no podía ser mejor. Café Budapest es uno de esos relatos para el recuerdo. Si os digo que va de judíos y segunda guerra mundial, alguno ya estará pensando en que delante tiene otro clon de Maus. Pues no, porque judios hay, pero lo que se trata en este libro, es lo que pasó con los judíos una vez que la guerra estaba terminada y tenían que volver a encontrar un vida y un sitio para vivir. Muchos de ellos, regresaron a la tierra prometida, en Israel. Y en este escenario, en el origen más profundo del arraigado conflicto israelo-palestino, es donde sucede la historia de Yechezkel ( un violinista cuyo parecido físico con "el pianista" Adrien Brody no creo que sea casual) y su familia.
Pese a lo que pueda parecer, no estamos ante un cómic político, o de denuncia social. Lo que se nos cuenta aquí, es una historia al más puro estilo Eisner (y la referencia no es gratuita), donde lo más importante es la vida de nuestro protagonista y su entorno y donde las referencias políticas están totalmente al servicio de la historia sin tomar en ningún momento el protagonismo.

Desde luego, un cómic que por lo inesperado me ha dejado un gran sabor de boca. Estoy seguro que a partir de ahora, el nombre de Alfonso Zapico y el de su trabajo, Café Budapest, van a dar mucho que hablar y no me extrañaría que fueran una constante en los premios comiqueros en los próximos tiempos.