lunes, mayo 24, 2010

Wilson




En la línea de curiosos personajes que viven en una sociedad en la que no encajan, a medio camino entre el cinismo y el hijoputismo, aparece la nueva creación de Daniel Clowes bajo el nombre de Wilson. Como Ignatius J. Reilly, Wilson es un tipo que vive en la sociedad simplemente con el último fin de ponerla a parir. Todo (y todos) lo que le rodea (salvo su querido perro) le producen repulsa, y siempre encuentra un comentario hiriente, disfrazado en forma de humor, con el que hacer público su parecer. Un personaje realmente antipático, pero por el que no podemos dejar de tener un cierto cariño. ¿Será que nos reconocemos en él?

Tras la muerte de su padre, Wilson se lanza a la búsqueda de su ex-mujer, a la que hace años que no ve, para encontrarse con la sorpresa de que es padre sin que nunca llegara a saberlo. Su intento de reconducir su vida familiar, viendo al personaje que tratamos, se puede considerar como una misión imposible. Sin embargo, a su manera, Wilson no pierde nunca la esperanza de conseguirlo y con ello recuperar el lado afectivo de su vida, el cual siempre le dio la espalda.

Una vez más, Clowes nos muestra uno más de sus personajes sacado directamente de la galería de los outsiders sociales. Un tipo que encajaría perfectamente en cualquiera de sus trabajos anteriores, actuando en una historia que lleva el inconfundible sello creativo del autor.

La sorpresa, mayúscula, viene dado, una vez más, por la forma en que Clowes nos cuenta la mísera existencia de Wilson. A modo de páginas dominicales, Clowes utiliza cada plancha para contar una microhistoria con total sentido en sí misma, pero que sorprendentemente también funcionan en una visión en conjunto. Algo que es muy fácil de decir, pero que es realmente complicado de conseguir, sin que el lector pierda el hilo de la historia. Clowes no sólo lo consigue, sino que hace que Wilson y sus peripecias nos resulten cercanas e incluso lleguen a importarnos. El uso de la elípsis en este tebeo, debería ser motivo de estudio en escuelas de cómics.


Por si fuera poco, la cosa se complica aún más, cuando Clowes opta por cambiar su estilo gráfico en cada página, acercándose en unas a un estilo más realista y en otras a uno más cartoon, lo que dificulta todavía más el acercamiento y reconocimiento del lector con los personajes e historia.
Daniel Clowes sale más que airoso de este experimento narrativo, y una vez más, nos da otra muestra más de su talento y genio.

Lo mejor que puedo decir de este tebeo es que cuando empecé su lectura no tenía ni idea de lo que me iba a encontrar dentro, pero página a página, Clowes me supo llevar a su terreno, para finalizar con una visión en conjunto total y certera de lo que es la historia de Wilson.


Por ahora, sólo disponible en inglés.

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