Un año más aquí estamos. Sobreviviendo, o por lo menos intentándolo, al Salón del Cómic de Barcelona y la ingente, insoportable e increíble cantidad de novedades que este acontecimiento genera.
Ya son unos cuantos salones y la verdad es que hay que decir que por fin se nota la crisis. Y si utilizo la expresión "por fin" es porque ha hecho falta una crisis para que las editoriales entren en razón y se adecuen a las posibilidades del mercado. Pese a todo, siguen siendo demasiadas. En general, todas las editoriales han controlado sus lanzamientos, pero la clave es que sigue habiendo muchas editoriales sacando cómics. Si cada una de ellas, al menos saca una novedad, al final el efecto saturación sigue ahí. Todas y cada una de ellas tienen derecho a ofrecernos sus propuestas, de las más grandes a las más pequeñas, pero la realidad es esa; siguen siendo muchas.
También es curioso hablar de las novedades de Planeta (e incluso de Panini) y comprobar que de novedad tienen poco, puesto que la mayoría de los títulos ofertados no dejan de ser nuevas ediciones, en formatos integrales, de material ya publicado. Los muertos vivientes, el maletín de 100 balas, Sandman, Murena, Supermanes varios, etc... Como me decían el otro día; "¿Qué pasa. Es que se acabaron las novedades en DC?"
Parece que el gran mercado, el gran negocio, ya no está en los viejos y fieles comiqueros de siempre. Ahora, la pasta, se busca en el eterno no-comprador de tebeos, en esa masa anónima que nunca compró un tebeo y que en algún momento lo tendrá que hacer, o al menos, eso es lo que esperan estas editoriales que apuestan por las reediciones.
Pese a todo, las novedades del Salón siguen teniendo su encanto y entre tanta novedad siempre se van descubriendo grandes obras. Algunas esperadas y otras a modo de sorpresa.
En las próximas semana, intentaré ir haciendo criba y sacar a la luz las cosas más interesantes. Espero sobrevivir al intento.
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